Leonardita
El carbono orgánico es esencial para la actividad biológica del suelo. Proporciona recursos energéticos a los organismos del suelo, mayoritariamente heterótrofos, en forma de carbono lábil (hidratos de carbono o compuestos orgánicos de bajo peso molecular)
Almacena y suministra los nutrientes para las plantas (macro y micronutrientes, incrementa la capacidad de intercambio catiónico, la capacidad de intercambio aniónico y estabiliza la acidez del suelo).
Estabiliza y mantiene las partículas del suelo en forma de agregados.
Ayuda a minimizar la compactación del suelo, favorece la infiltración de agua y reduce el escurrimiento.
Facilita el crecimiento de los cultivos mediante la mejora de la capacidad del suelo para almacenar agua.
Mejora la dinámica del agua y del aire en el suelo mediante el incremento de la porosidad, la capacidad de retención de agua y la resistencia a la sequía.
Aumenta la friabilidad del suelo que lo hace más fácil de trabajar y permite que las raíces de las plantas puedan penetrar mejor en el perfil y con menor gasto de energía.
Es la fuente de carbono y energía para los microorganismos del suelo que reciclan los nutrientes.
Reduce los efectos ambientales negativos de los agroquímicos, metales pesados y otros contaminantes.
Extraido de: http://www.ainfo.inia
Presentaciones: 50Kl